a madera quemada

A veces me vienen recuerdos de cuando era niña. Lo que más me marcó en esa época fue el entorno natural en el que crecí. Cuando esas imágenes acechan mi cabeza puedo sentir claramente la misma sensación que en el mismo momento en que sucedió. El sonido de las hojas, pude recordarlo perfectamente.

Era otoño, hacía frío y olía a madera quemada. La niebla inundaba poco a poco el lugar y se sentía bien. Sólo recuerdo que me sentía bien. No tenía ningún sentimiento de tristeza ni problema que perturbara mi mente. Pero sí lo sentí cuando después de abrir los ojos y recordar ese momento volví al momento actual. A día de hoy una siente y recuerda que aún carga las mochilas que recoge a lo largo de su vida. Creo que tener un blog siempre me ha servido no sólo para alojar buenos momentos, sino también para expresar con total libertad lo que una piensa y siente. Escribir ya se volvió algo fundamental en mi vida. Por eso necesitaba retomarlo. Nunca estuve equivocada acerca de tener uno.

Ya es casi 4 de mayo de un año que aparenta ser perdido. Aprender lo que tratan de decirnos es fundamental para poder continuar pero casi nadie lo ve y me da mucha tristeza la sensación que transmiten las personas. Son tiempos muy difíciles y creo, que aún vendrán peores.

Sólo espero que me alcance el tiempo para vivir momentos mucho más felices que lo que he podido vivir hasta ahora.