El viento anunció un enorme frío este invierno del 2020. No tardaron en caer las tempranas nevadas aún otoñales en Galicia.
Todo comenzó de nuevo en octubre. Volví a ver a los niños que estuvieron conmigo el año pasado y también a los mayores. Lo están de nuevo este año. Fue algo que me hizo tremendamente feliz. Disfrutar de las clases con ellos no tiene precio. Me reafirma lo mucho que me gusta enseñar mis conocimientos a otros. Aún no sé cómo he terminado en este lugar, la vida y sus giros demasiado inesperados. Siento que no he tenido tiempo de asimilar mi propósito aquí. Pero pienso, que soy el propósito de alguien y con eso, es más que suficiente para mí.
He dicho sí hace tiempo. Sí a ser el medio, el a través del cuál. Estoy muy feliz de haber elegido este camino. El camino más difícil y complicado.
Debo hacer muchos cambios de cara a final de año. Un año que nos ha y sigue preparando para lo que vendrá. Un año que me deja ver que no quiero perder mi tiempo en cosas que no me ayuden a crecer interiormente. Sigo diciendo sí a ese propósito y no cambiaré mi forma de ver la vida sólo porque el mundo externo sea tan creíble y persistente.